El artificio virtual de plata y esquirlas
me revela la verdad puntiaguda
que me cruza la cara como un arpón
sonrisa almidonada y petrificada
Las fotos se suceden inevitables
al compás de la música funeraria
las palabras caen como perlas
del collar roto de mis esperanzas
Pensé que podías vivir sin ella
pensé que no la amabas
El nudo de red pesquera
enredado en el aguijón inserto
se pudre rápidamente en mis entrañas
y deja al aire libre mis visceras
Me pregunto por qué está reservado
lo mejor de la vida para terceros
por qué se atapuzan los placeres
en la boca de los desbordantes
Ocho meses no son nada
o son tal vez mucho
Quién sabe
Quién sabe lo que me espera
quién sabe lo que te espera
Yo te espero a la vuelta de la esquina
sentada con una mueca insulsa
con una musa dormida recostada en mis piernas
esperando a que venga una tormenta
esperando a que ocurra una masacre
esperando
esperando
esperando
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