Llueve
Simplemente llueve
Como todos los días
Pero esta noche la lluvia
se siente más fría y más aguda
Debe ser el miedo
El miedo que cae en gotas
Y tú me preguntas a veces
si creo en el destino
y yo no tengo respuesta
Entre creer y no creer
cuál es la diferencia
Si mi destino nunca decide
si ser injusto y cruel
o ser azúcar y menta
Entre creer y no creer
cuál es la diferencia
Creo en el destino a veces
porque su rostro se me revela
oscuro e implacable
como la muerte
La muerte y el destino
deben ser almas gemelas
No creo en el destino
porque es traicionero
No es de fiar
Siempre saca la carta bajo la manga
La que no esperabas
La que nunca esperas
No se supone que el destino haga trampa
No se supone que el destino sorprenda
como no se supone nunca que la muerte haga falta
Pero a quién el destino no haya sorprendido
que lance la primera piedra
Y a quien la muerte no le haya hecho falta
que se asome desnudo al sol, sin máscaras
Porque se sabe que la muerte
es el secreto de la vida
y que el dolor es la madre del placer
Y también sus murallas
Y lo que puede ser llamado
tiempo o quimera
utopía o apuesta
prisión o madre selva
Transcurre inmune entre los dos
porque es solo una mezcla
de destino y muerte
de placer y de dolor
de murallas y ladrillos
y de puñales y piedras
De todo los poemas de este blog, éste fue el que más me tocó, tal vez porque se parece mucho a mí; porque pongo mi fe en esa esperanza liberadora que parece guardar la muerte, en todos sus sentidos y connotaciones, la esperanza del renacer...quién sabe...
ResponderEliminar