El suelo se abre y me traga
como tantas veces lo había predicho
mi tendencia descontrolada al drama
Y eso que estaba preparada
para asumir estoicamente
la sorpresa más previsible
No soy propietaria de nada
pero mi anarquismo tiene sus límites
hipócritas, como yo
Qué se hace o qué se dice
en el fondo del pozo
cuando no hay lugar
para correr o esconderse
qué se hace
En el inframundo de fuego
que me proporcionan mis iras contenidas
siempre encuentro algo de agradable
en ese calor de mi estómago
siempre encuentro algo de placentero
en ese descenso vertiginoso
Voy bajando, bajando, bajando
me hundo voluntariamente en el fango
me saco los zapatos y los dejo a un lado
porque todavía me interesa aparentar
que estoy cuerda y soy sofisticada
No quiero que me vean
me gusta estar destrozada a solas
llorar y dejar que el maquillaje
se chorree por mis mejillas
y después verme en el espejo
y decir “qué buen cliché”
y reírme
de mí misma
Me encanta el drama
de hecho, lo extrañaba
un toque de emoción
en la inercia cotidiana
un poco de ají en el encebollado quiteño
Y demasiada luz en este cuarto
que comparto con demasiada gente
El frío ya no se aguanta
ni la compañía
me aturden
y sus juegos perversos
me sumergen en mis tristezas infantiles
las mismas tristezas de siempre
las mismas estacas y las mismas piedras
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